Marco Deportivo :: ¡Un maldito boletín!
Que una unidad se encuentra en ruinas, que la pista atlética está despezada e inundada, que el empastado sintético sigue desgastándose por la falta de mantenimiento, que hay barro en el resto de los espacios.
Que en la otra unidad los campos de pasto natural se secan y que cuesta mucho mantenerlos en buen estado.
Que aquí sí se cobra, que allá no, que los que juegan o entrenan sí pagan el ingreso a las unidades, que el público no, que todo sigue igual que antes, que el que pueda aporte su cooperación, que el que no no.
Que el presupuesto queda igual en cinco millones de pesos al año y que, contradictoriamente, la nómina aumentará con la llegada de nuevo personal: sub director, colaboradores, asesores.
Que la directora pelea por los dos millones de pesos anuales que generaba la cooperación por el ingreso a las unidades de la ciudad, pero que no sabe cómo dar marcha atrás a la ocurrencia de que nadie pague por hacer deporte, promesa hecha por el alcalde sin pensar en las consecuencias.
Que la dirección tarda en contestar los oficios de las ligas que solicitan espacios en las unidades deportivas públicas, que les dan largas, que se les esconden, que tanto trámite para decir si sí o si no.
Que si ya conoces a la directora, que cómo es, que si es cierto que es de trato difícil, que podrá saber mucho de deporte pero después de un mes de trabajo todo sigue igual o peor, que si es la indicada.
Que no doy entrevistas, que tengo prisa, que voy a una junta urgente, que un no rotundo si me abordas en un evento público, que sí te atiendo pero si llamas para hacer cita el jueves a ver si te puedo recibir en mi oficina el próximo jueves, es decir, dentro de una semana.
Que no hay comunicación porque no le interesan los medios, que desde que dirige la dependencia evita a la prensa, que tal vez no quiera declarar para no quedar en evidencia como otros funcionarios de la actual administración, que todo es especulación, que parece que retrocedimos a otra época.
Que no puede pasar tres años así, y que si es así cuando menos le encargue a algún colaborador que envíe un boletín para saber qué está pasando y cómo encontró la dependencia, ¡cuando menos un maldito boletín!