La Columna







Por Marco Antonio Domínguez Niebla

La carretera

Platican de todo por tres horas. Hora y media de ida y lo mismo de vuelta. Familia, amigos, conocidos en común. Han estado tan unidos los últimos 15 años de sus vidas que la charla se da en automático, sin necesidad de forzar los temas. Uno habla de su esposa y su hijo, de los planes a futuro. Está por cambiar su proyecto de vida dentro de un mes para hacer lo que siempre ha soñado: dirigir un negocio propio, relacionado con su profesión. Es un fotógrafo cotizado, de los buenos. Apenas entrado en los treinta ha descubierto la manera cómo quiere vivir el resto de su vida: libremente en términos laborales, sin ataduras, pero sí con mucho trabajo, el necesario para contar con tiempos libres que le permitan disfrutar a los suyos. El otro le habla de su mujer y sus hijos. Coincide en todo lo que le cuenta su amigo. Tanto que la aventura que el primero ha decidido emprender lo incluye a él, al segundo. Es reportero, aunque ese título no lo llena totalmente. Le gusta escribir, por eso quiere llegar a publicar algún día, para que cualquier distraído pueda llamarlo -aun cuando sea una sola vez en su vida- señor periodista o señor escritor. Apenas entrado en los cuarenta ha descubierto la manera cómo quiere vivir el resto de su vida: libremente en términos laborales, sin ataduras, pero sí con mucho trabajo, el necesario para contar con tiempos libres que le permitan disfrutar a los suyos. El primero está al volante y el segundo es su copiloto cada quince días. El primero es un confiable conductor de autos. Tanto que el segundo siempre viaja tranquilo a su lado, a pesar de la lluvia que cae esa noche de sábado para aliarse con la inseguridad proporcionada por una carretera oscura y llena de trampas que garantiza un viaje riesgoso. Sólo que ellos optan por vivir la experiencia como una aventura más de complicidad y trabajo en equipo después de la ardua y lluviosa jornada cumplida en el estadio de futbol hasta donde llegaron después de recorrer más de cien kilómetros y de donde han salido para recorrer la misma distancia, ya de vuelta a casa. Recién han finalizado el trayecto a través de esa carretera tan mencionada al día siguiente en los periódicos como escenario de eventos trágicos. Justo ese tramo, justo a esa hora. Los involucrados, como ellos dos, venían de ver el futbol. El tema no es tocado. Prefieren pasar por alto cualquier asunto relacionado con el camino dejado atrás. A final de cuentas están de regreso sanos y salvos para festejar el inicio de un nuevo año junto a los suyos.