Llegó vestido de héroe. Un jonrón suyo en Ciudad Obregón allanó el camino en la séptima cita, la definitiva, cuando la fibra algodonera cedió en la final. Los Yaquis campeones nuevamente. Acceso directo a portar los tres colores de la bandera en el uniforme. Nueva esperanza mexicana en el Caribe.

Para empezar el trayecto en tierras boricuas, prueba de fuego prematura, embestida dominicana, toros bravos criados en alta escuela.

Encuentro de castas, contraste de historias, pero sobre todo talento en ambos equipos: combinación que entregó un juego para el recuerdo, digna apertura, vaticinio de una serie inolvidable.

Reacción mexicana cerrando el noveno capítulo, paridad, extra innings, quince entradas, más de cinco horas, nada para nadie.

Y llegó su turno. Mala tarde, hasta entonces. De la receptoría a la primera base. Sin hit en seis oportunidades.

El Caribe, dicen los expertos, se gana con rapidez, picardía y estrategia. No en esta ocasión. Al bat, él poniendo su poder al servicio del equipo, listo para decidir otra jornada decisiva. Batazo colocado, inalcanzable para Nanita, el prodigioso fielder dominicano que aspiraba con su guante cuanta pelota amenazaba por la pradera derecha. Producción. La cuarta carrera mexicana, la que sentenció el primer compromiso. Faena al toro dominicano con estocada ensenadense.

La única foto de agencia, la que dio la vuelta por las redacciones del mundo, mostrándolo a él como figura mientras era felicitado por sus compañeros en camino al festejo.

En su ciudad, la afición está agradecida; gracias a él se vuelve a hablar de beisbol, de pasión: las jugadas clave, las decisiones del manager, su turno final, el hit oportuno, su lugar como seleccionado nacional en la exigente pelota caribeña, el triunfo inicial en Puerto Rico, el futuro de México en la serie.

Aire fresco para el beisbol de la región, actualmente ensuciado por tantos directivos rapaces empeñados en promover grillas federativas, mercenarios a quienes lo que menos les importa es el tema deportivo.

Por lo pronto, uno de los propios es noticia a nivel continental.

Antes de volver a quitarse el traje de héroe para ponerse el sombrero y calzarse las botas, hay que atender a la presa internacional, ESPN, entrevista sobre el terreno de juego al héroe del juego inaugural, saludos hasta Ensenada, “a todo México, a mis padres”.

En casa, el mensaje ha llegado: don Nacho y la familia, todos los Franco, esperan la siguiente hazaña de Iker, el “Vaquero”.

mdominguez@elvigia.net

md_niebla@hotmail.com





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