La noticia significó un gancho al hígado, una descarga demoledora, un izquierdazo limpio que le paralizó las piernas y lo dejó al borde del nocaut.
El golpe tuvo efectos devastadores, sobre todo viniendo de quien venía: “mi amigo desde hace más de 40 años”.
Después de tres administraciones, el presidente municipal le informó: ya no eres el comisionado de boxeo de la ciudad.
Tantas cosas que pensar en ese momento, tanto dinero invertido de su bolsa, tanto tiempo dedicado a la comisión en perjuicio de la familia y la empresa, tantas críticas, tantos problemas, hasta enemigos.
Luego las preguntas, el auto análisis: ¿qué hizo?, ¿qué no hizo?, ¿de quién se rodeó?, ¿quién lo asesoró?, ¿qué le dejó a su deporte en nueve años?, ¿qué hicieron por la comisión los alcaldes que lo designaron y lo ratificaron?, ¿cumplió?, ¿valió la pena lo invertido?, ¿y los amigos, los colaboradores, los asistentes, todos esos que lo rodeaban y que ahora no están a su lado?
Tomada la decisión del cambio, vendrá una nueva historia, un nuevo comisionado que llegará con el ímpetu de entregarse al trabajo, de mejorar lo hecho por su antecesor para ayudar a los suyos oxigenando el organismo.
Sin embargo, la historia dice que, en cuanto sea designado, el elegido asistirá a tomar protesta junto al presidente municipal para despedirse en ese momento y no volver a verlo hasta quién sabe cuándo.
Y después a rascarse con sus propias uñas, a buscar recursos para cumplir con las necesidades de su gremio, a sacrificar tiempo y esfuerzo por una pasión, una vocación imposible de entender por los políticos.
Los perfiles ya son evaluados, pero el interés gubernamental por el tema se refleja en la demora, en la indecisión: después de dos meses la ciudad sigue sin comisionado y las pocas funciones que llegan a la ciudad son pospuestas.
Para el ex comisionado, la noticia todavía está en proceso de asimilación, “si me lo piden regreso, estoy más puesto que un calcetín, el boxeo es mi vida”.
Pero sabe que no será así y que eso es lo mejor tanto para él como para la comisión.
Y como en sus tiempos, cuando era uno de los mejores prospectos del boxeo amateur en la región, sabe que tiene que levantarse de este golpe y continuar adelante con el apoyo de sus amigos, sus verdaderos amigos, los que en verdad están interesados por la persona y no por el comisionado.

mdominguez@elvigia.net
md_niebla@hotmail.com

La noticia significó un gancho al hígado, una descarga demoledora, un izquierdazo limpio que le paralizó las piernas y lo dejó al borde del nocaut.
El golpe tuvo efectos devastadores, sobre todo viniendo de quien venía: “mi amigo desde hace más de 40 años”.
Después de tres administraciones, el presidente municipal le informó: ya no eres el comisionado de boxeo de la ciudad.
Tantas cosas que pensar en ese momento, tanto dinero invertido de su bolsa, tanto tiempo dedicado a la comisión en perjuicio de la familia y la empresa, tantas críticas, tantos problemas, hasta enemigos.
Luego las preguntas, el auto análisis: ¿qué hizo?, ¿qué no hizo?, ¿de quién se rodeó?, ¿quién lo asesoró?, ¿qué le dejó a su deporte en nueve años?, ¿qué hicieron por la comisión los alcaldes que lo designaron y lo ratificaron?, ¿cumplió?, ¿valió la pena lo invertido?, ¿y los amigos, los colaboradores, los asistentes, todos esos que lo rodeaban y que ahora no están a su lado?
Tomada la decisión del cambio, vendrá una nueva historia, un nuevo comisionado que llegará con el ímpetu de entregarse al trabajo, de mejorar lo hecho por su antecesor para ayudar a los suyos oxigenando el organismo.
Sin embargo, la historia dice que, en cuanto sea designado, el elegido asistirá a tomar protesta junto al presidente municipal para despedirse en ese momento y no volver a verlo hasta quién sabe cuándo.
Y después a rascarse con sus propias uñas, a buscar recursos para cumplir con las necesidades de su gremio, a sacrificar tiempo y esfuerzo por una pasión, una vocación imposible de entender por los políticos.
Los perfiles ya son evaluados, pero el interés gubernamental por el tema se refleja en la demora, en la indecisión: después de dos meses la ciudad sigue sin comisionado y las pocas funciones que llegan a la ciudad son pospuestas.
Para el ex comisionado, la noticia todavía está en proceso de asimilación, “si me lo piden regreso, estoy más puesto que un calcetín, el boxeo es mi vida”.
Pero sabe que no será así y que eso es lo mejor tanto para él como para la comisión.
Y como en sus tiempos, cuando era uno de los mejores prospectos del boxeo amateur en la región, sabe que tiene que levantarse de este golpe y continuar adelante con el apoyo de sus amigos, sus verdaderos amigos, los que en verdad están interesados por la persona y no por el comisionado.

mdominguez@elvigia.net
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