RÉPLICA
Por Fernando Ribeiro Cham
Esa medalla, esos logros también son de ustedes
“Con 6, México sumaría medalla. Vamos Abuelo, vamos Luis, vamos Alejandra, la esperanza de todo un país, desde Tijuana hasta Tapachula. Sopla el viento, deja que el cronómetro se consuma, se siente la tensión y lo tiene, medalla para México, medalla para México, la primera de los juegos olímpicos Tokio 2020”. Volví a escuchar la narración y la alegría apareció de nuevo.
Eran casi las dos de la mañana cuando celebrábamos el bronce para la dupla de la sonorense y el bajacaliforniano. La medalla que se obtuvo en la capital japonesa, se fue forjando durante muchos años, puesto que un deportista, especialmente aquellos con una especialización tardía, necesita de al menos dos ciclos olímpicos. Quienes me han leído desde que empecé a escribir hace ya más de cinco años, comprobará que generalmente este espacio es utilizado para la crítica racional y que son escasos, la situación deportiva nacional lo sostiene, los elogios que van más allá del esfuerzo que existe en el tridente, deportista, entrenador, padre de familia. Hoy es uno de esos raros momentos, pues conozco de primera mano el desarrollo deportivo de Baja California en los últimos 15 años. En ese tiempo fui testigo de la creación de un espacio digno y funcional para os deportistas que buscan el alto rendimiento deportivo. Recuerdo las conferencias que se impartían en el único espacio que había en el CAR de Tijuana. Recuerdo la idea de promover la halterofilia en el valle de Mexicali, el remo en San Felipe o el canotaje en Ensenada. Recuerdo el acompañamiento de las asociaciones. Recuerdo el binomio que se conformó con la entonces escuela de deportes. Recuerdo los eventos internacionales, el estrés de realizarlos, la satisfacción de concluirlos, pero especialmente recuerdo a un equipo entregado a su tarea, proporcionar los medios y las condiciones para el mejoramiento del nivel deportivo.
Por ello la asistencia, las finales y la medalla olímpica también pertenecen al profesor César Osuna y su amplia experiencia, a Benito, Paty, Paco, Bertha, Juanita y todo el equipo administrativo, a Manuel y sus muchachos, incansables para tener en condiciones óptimas los espacios, a Jorge y su creatividad, a David y los compañeros de detección de talentos, a mi estimado Morgan y su compromiso con los detalles, al Teo, Arturo y el equipo que comunicaba cada paso, a Mauricio y su compromiso desde la mañana hasta muy altas horas de la noche, a Carlos y su diplomacia, a mi extrañado “Lobo” y su mano izquierda que abría tantas puertas, a Carmen, Lily, Karina y todo el equipo que asistía sin importar lo laborable de un día. Hay decenas, cientos de personas que contribuyeron durante su estancia en el INDE a que hoy los bajacalifornianos sean competitivos en las justas deportivas y estoy seguro de que de momento se me escapan muchos, todos ellos sabiendo su función, todos ellos cumplieron su encomienda y claro, detrás de todo ese equipo o mejor dicho, al frente, la mente de quien visualizó un deporte distinto al que se tenía, alguien que contrario a lo que suele suceder en gobierno, prefirió la trascendencia sobre lo inmediato, un tipo serio, metódico, analítico, alguien a quien veías descender del avión en la madrugada, para irse directo a la oficina, que cuidaba cada detalle, respetado por federaciones internacionales y nacionales, apoyado por gobernadores, por diputados, estimado por sus deportistas, a quienes conocía de nombre y apellido. Saúl Castro Verdugo fue y sigue siendo un edificador, cimentó un proyecto a largo plazo, pues desde hace años ya hablaba de la expectativa para el 2020.
Quienes hemos estado de cerca en el proyecto deportivo de Baja California, sabemos que los resultados de hoy no son fortuitos, sino producto del esfuerzo y visión de años y años de trabajo.
Concluyo diciendo que así como lo que desde el 2002 permitió construir los resultados de hoy, las malas decisiones actuales pueden tener una importante repercusión en 8, 12 o más años.