Por Marco Antonio Domínguez Niebla

Hasta nunca, Don Daví

Como llegó, se fue: sin idea, trabajando a capricho y solo interesado en proyectar el beisbol.

Precisamente de los jugadores observados por su gente, «Hechos en Academia González, con etiqueta de prospectos próximos a ser negociados», David González armó un seleccionado representativo de México para despedirse de la dirección del Instituto del Deporte de Baja California (INDE) con un torneo Sub15 que presupuestó en 14 millones de pesos.

Solo, en pleno diamante del campo Ángel Camarena, donde él mismo desde la dirección del deporte estatal promovió una inversión superior a los 60 millones pesos, y donde practican los jugadores de la academia de su propiedad, el jueves por la noche dio el que tal vez sea su último mensaje del bienio en el que se encargó de derrumbar el proyecto del deporte en Baja California.

“Estamos muy contentos y muy agradecidos con el público, con la WBSC por habernos permitido realizar este torneo. Es muy importante seguir el desarrollo de estos jóvenes y continuar con el apoyo en sus carreras”, dijo, mientras en la Ciudad de México se daba a conocer que Aremi Fuentes, la levantadora de pesas representante de Baja California y bronce olímpico a la que el mismo González adeuda un estímulo por 50 mil pesos que le prometió desde agosto, recibía el Premio Nacional del Deporte.

Se va el sábado, culpando de sus desatinos a antecesores, prensa y atletas, sin comprender hasta el último día de su gestión donde estuvo parado: en un puesto al que, por su ignorancia en la materia, jamás debió llegar «el director por el que se cambió la Ley de Cultura Física y Deporte del Estado para que cualquiera pueda encabezar el INDE» sin más mérito que ser «el papá del beisbolista Adrián González», «el amigo del gobernador Bonilla».

Quedará pendiente la explicación, más allá de los complots que imagina en su contra, sobre los millones que solicitó a la Secretaría de Educación Pública para dos mundiales de beisbol que nunca llegaron a Tijuana, o el por qué designar a su cuñada como encargada de manejar el dinero del instituto y luego apoyar su basificación por encima del personal que tiene años laborando en las diferentes áreas, entre tantos temas como el abandono a los atletas seleccionados por Baja California en plenas competencias nacionales e internacionales. 

Tras de sí, la era González deja un instituto en ruinas.

Y como dicen en el deporte de sus amores: el daño ya está hecho.

La tarea de levantar las instalaciones, reconciliar al gremio deportivo y hallar el dinero extraviado corresponderá a Lourdes Cañez.

Suerte, maestra.





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