RÉPLICA
Por Fernando Ribeiro Cham
Ganó el baloncesto. Ganó Ensenada.
“Si quieres construir un barco, no empieces por juntar personas y asignarles tareas y trabajos. Más bien, enséñales a anhelar la infinita inmensidad del mar”.
-Antoine de Saint-Exupéry
El referente que tenía para medir la compenetración de un equipo con la afición ensenadense, fue aquel momento en que el representativo bajacaliforniano se coronó en la entonces llamada Olimpiada Nacional, pero lo de ayer lo superó y ni qué decir de aquel proyecto endeble y fugaz que fue Cimarrones y que aun jugando en LNBP, no alcanzó el nivel de arraigo que tiene Ensenada Lobos.
He visto mucho deporte en el Oscar “Tigre” García. Funciones de lucha libre, en los años en los que venían buenas carteleras, boxeo, títulos de cuánta organización haya ya circulando, eventos de voleibol, de futsal y no recuerdo, en el registro de la memoria, una afición tan metida con lo que sucedía en la cancha. Hay una primera conclusión en lo de ayer y es que el inmueble de la calle 9 ya es insuficiente en su aforo. Ensenada crece en su densidad poblacional, pero no así en su infraestructura y en deporte, salvo aquel recurso federal que se ejerció en el campo Garibay y en el gimnasio de la unidad deportiva Sullivan, se sigue en los mismos espacios de hace 25 años o más. Digamos las cosas como son, Ensenada ya necesita una arena o polideportivo con al menos una capacidad para cinco mil personas. Ya hablaremos de ello en otra columna.
Regresando a lo deportivo, Casas Grandes existió unos cuatro minutos de juego en el primer cuarto, el resto fue todo del equipo dirigido por el entrenador Taylor, quien tuvo como asistente a Jorge Reyes y a otro miembro de la familia Bucio como segundo asistente (aunque varias veces él fuera quien enviaba las jugadas), pues mientras Sandra se encontraba en un compromiso foráneo, José Luis, el capitán, lo mismo alentaba, que llamaba la atención o explicaba la necesidad de establecer una salida desde la línea de fondo.
Lo de ayer fue una sintonía en donde ninguno de los jugadores de Lobos desentonó. Early siendo Early (con eso se resume todo), Hill con un aporte ofensivo muy destacado, lo mismo desde la línea de tres (en alguna ocasión le conté tres consecutivos), que pivoteando en el poste bajo y haciéndose presente en los rebotes, eliminando una de las fortalezas que había demostrado el equipo chihuahuense contra Mazatlán, las segundas oportunidades que dan los rebotes ofensivos, Leo Cabrera, quien se metió en problemas tempranas de faltas pero regresó para repartir juego y no salirse del guión que asumió desde la lesión de Bucio, Soto, quien se destapó a la ofensiva en este juego final, Chapela, defendiendo al base o guardia que le pusieran (me encanta la actitud de ese chavo), Bórquez con mucha confianza, la que fue construyendo después de un inicio de temporada un tanto dubitativo, Daniel y Edgar, comprometidos para hacer el trabajo que les correspondía, el resto de los juveniles, en fin, no quiero omitir a alguien, pero sí deseo hacer una mención especial y es que quien creo que vivió el campeonato de una forma distinta, incluso melancólica, y quien en alguna forma representa las entrañas del básquet ensenadense, el “Kevin” Vargas, vio coronar un anhelo, una certeza de que el esfuerzo y la resiliencia, dan buen fruto. Me dio tanto gusto por él.
De Erick, José Luis y Pedro no hay mucho que decir. Tres basquetbolistas, emprendiendo, arriesgando. Sanguíneos, coléricos, melancólicos o flemáticos, temperamentos tan distintos entre sí, amalgama que logró repatriar a algunos o cortar eslabones que no terminaron por cohesionar con el resto de la cadena. Pueden sentirse satisfechos de haber reanimado al baloncesto. Lo hicieron.
Ganó el baloncesto. Ganó el abuelo de Chapela y la esposa de Pedro. Ganaron el padre de Bórquez y los hermanos de Maldonado. Ganaron el “Tarzán” y el “Bule” y también los hijos del capitán Bucio. Ganó el legado de Early y la humildad de Jorge Reyes. Ganó el aficionado que es basquetbolista en la liga de veteranos y también lo hizo la novia que nunca había visto un juego en el “Tigre”. Ganó el baloncesto. Ganó Ensenada.