RÉPLICA
Por Fernando Ribeiro Cham
Que el manto que ayer nos separó, hoy nos cobije.
¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?
- Mateo 7: 1 – 6
Me pareció ingenua y un tanto ilustrativa, la denuncia que el entonces regidor presidente de la comisión de deportes, anote bien esa función y hoy colaborador de la para algunos, no me cuente entre ellos, tetratransformación de la vida pública bajacaliforniania, Raúl Vera, emprendió en contra de la delegada del INDE en Ensenada, Laura Marmolejo y le voy a explicar las razones, aunque es justo decir que desconozco aquella de ahora, a ya varios meses, muchos, de haberse realizado lo que se dice en la ficha informativa de sindicatura que pasó y que encontraría eco de la acústica de la congruencia, si es que el que denuncia no hubiese sido omiso con lo denunciado, al menos de forma parcial.
Lo primero que habrá que decirse es que hace un par de semanas salió un documento, no podemos decir que firmado, porque carecía de ello, pero sí a nombre de unos deportistas de alto rendimiento, sabrá Dios quiénes, cuántos o de qué disciplina, que pedían la salida de Laura de la dependencia deportiva. Una lástima que el documento no hubiese llevado firma y apellido, porque de haberse hecho así, Laura hubiera tenido la oportunidad de sentarse con los acusadores, preguntarles por sus inquietudes, hablar con ellos, vaya, la amigable composición le dicen ahora los impartidores de justicia. “Qué te he hecho, deportista ensenadense de alto rendimiento, para que hoy pidas que decline o concluyan con mi relación laboral” y quizá algún gimnasta, ciclista o patinador, vaya uno a saber, porque afortunadamente nuestra ciudad sigue siendo terreno fértil en materia deportiva, hubiese podido expresar desde la libertad de expresión que siempre ha caracterizado a unos y otros, lo que el documento citaba y cuyo remitente, por desgracia no conocemos, salvo quizá aquellos que lo recibieron y publicaron, pues supongo que al menos un “quién lo trajo”, “lo alcanzaste a ver”, salieron de las casas editoriales.
El punto es que en uno de los señalamientos, se acusa de que se ejerció un cargo falso, lo que me parece erróneo, pues el cargo no fue ni es falso, existió, la dirección general del INMUDERE. Lo que en un momento no existió fue un documento probatorio, eso sí, uno para la elegibilidad. Lo que se omite decir es que el regidor presidía una comisión cuyo espacio le daba otro en el órgano que ratificaba dicho nombramiento. En una declaración fechada el 10 de febrero de 2020 y publicada en El Vigía, el hoy colaborador del gobierno del estado, comentó que “el INMUDERE debe tener una autoridad ratificada por el presidente municipal y la junta de gobierno” y que Laura “ya cuenta con su cédula profesional, requisito que pide la ley (reglamento para precisar)”. De la declaración de Raúl Vera se desprende una confesión intrínseca, “no había directora ratificada” y lo más importante, “él formó parte del órgano que ratificó a Laura”. Hubiese sido bueno que en su paso por la regiduría independiente, al menos la certeza de apartidista lo fue, se hubiera analizado el círculo sin fin del problema que en parte originó el vacío en la cabeza de la paramunicipal, pues para ser miembro ciudadano de la junta de gobierno se requería la firma en la convocatoria de la dirección general, pero no podía existir dirección general sin la ratificación del pleno de la junta de gobierno, incluidos los espacios ciudadanos. El huevo y la gallina, pues.
De la otra denuncia, la de la utilización de recursos para la difusión de un acto de proselitismo, la situación es compleja, porque habría que investigarse si efectivamente alguien, en este caso la imputada, dio la orden para que así se diera. Difícil de aseverar.
Todo quedó en una llamada de atención, un “oiga, tenga mayor cuidado”. En todo caso si hubiera prosperado la denuncia contra Laura, constituyéndose como una falta administrativa grave, prevista en el Capítulo II del Título III de la Ley de Responsabilidades Administrativas del Estado de Baja California, el acusador podría haber terminado en la silla de los acusados, pues la autoridad, a queja de un particular, pudo a bien preguntar, “y tú qué hiciste sino ratificar a quien hoy denuncias”.
En fin, hoy ambos son compañeros y seguro trabajan con el corazón por delante.
Concluyo diciendo que como ciudadano le tengo admiración a aquellos que buscan desde ese espacio, la sociedad civil, contribuir desde distintos ámbitos a su comunidad. Como yo milito en una institución política, difiero de sus métodos, pero no me causa escozor el reconocer como plausible su esfuerzo. Por ello lamento que dejen su trinchera apartidista, la de ese discurso que les gana adeptos que no ven en la partidocracia una opción de representación. Habrá quienes digan que en el servicio público caben todos, salida muy utilizada en estos días para justificar en el actuar, lo que en el discurso era impensable. En estas fechas aparece una película que me gusta, sencilla de digerir, pero con un mensaje muy ilustrativo, “el manto sagrado” se llama y contrario a lo que uno pudiese pensar, no se filmó hace un par de años, es de 1953 y en resumen todo aquel que bajo el está o lo toca, se purifica, se santifica, logra la conversión.