Lobos








Por Marco Antonio Domínguez Niebla
 
Pégame pero no me dejes.
 
Le creo, le creo, le creo…
 
Aplique la frase que mejor crea acomodarle a Ensenada Lobos en torno a su decisión de seguir en Cibapac, la liga propiedad de un señor llamado César Ojeda, originario de Guasave.
 
Ese señor también es socio del equipo de esa misma liga, llamado Frayles, que eliminó a Ensenada Lobos en un quinto juego semifinal por una decisión a todas luces arbitraria orquestada en pleno gimnasio municipal. ¿Por quién? Por ese señor que es dueño de la liga y también tiene intereses en los Frayles.
 
Y no solo eso.
 
Los Frayles también tienen como “asesor” a Erick Barraza, directivo de los Lobos. Es decir, Barraza participa en las decisiones de los dos equipos, el beneficiado y el agraviado de aquella decisión.
 
Cuenta la leyenda que aquella noche en La Lobera (como llaman al gimnasio municipal Óscar “Tigre” García cuando juegan los Lobos), Ojeda revirtió el marcador registrado después de los cuatro cuartos: empate y tiempo extra para decidir al finalista.
 
Y la misma leyenda cuenta que sin importarle el entorno, una “Lobera” a tope, se encerró con los árbitros para ordenarles que se inventaran una falta de los Lobos (goaltending) que les dio los dos puntos definitivos a sus Frayles.
 
Por semanas una de las dudas fue: ¿Los tres directivos agraviados permitirán que Barraza, socio de Ojeda (y su escudo humano aquella noche que la afición le recriminaba su influencia en el resultado), siga como presidente de los Lobos y como “asesor” de Guasave?
 
Otra duda era: ¿Los tres directivos agraviados seguirán en esa liga propiedad de una persona que les arrebató el pase a la final en su Lobera (que de acuerdo a sus gritos de batalla “se respeta”)?
 
Responda sí a ambas.
 
Ensenada Lobos seguirá en la Cibapac de Ojeda.
 
Dicen que habrá un comisionado que no permitirá las debilidades del dueño hacia sus afectos, y que ya les prometió que las cosas cambiarán en la liga.
 
De la posición Barraza dentro de la directiva, el comunicado extenso, con demasiado texto y escasa sustancia, nada precisa.
 
Si ninguna de las frases propuestas al inicio de este texto les place, concluyo con una más: “Es lo que hay”.