Por Fernando Ribeiro Cham

Un par de líneas

Un par de líneas volvieron a pintarse en el boulevard Ramírez Méndez y en el Costero. Solo eso. Tan distante de lo que debería ser la correcta infraestructura para salvaguardar a los usuarios de la bicicleta (no ciclistas), para poder transportarse de forma segura por las principales arterias de la ciudad, para generar cultura vial y claro, en estos tiempos en los que lo mismo se alcanzan cifras récord en días cálidos o tormentas que azotan ya a la generalidad del país, una importante opción de preservación del ambiente.

Es claro que no estamos en la Copenague en donde existe un ratio de 5 a 1 de propietarios de bicicleta en comparación con un carro, pero sin señales de tránsito, un reglamento actualizado y práctico y un ejercicio práctico de utilización, las dos líneas son infértiles. Cuántos carros no vemos estacionados en la “ciclovía”. Cuántos carros no vemos ingresar al carril de la “ciclovía” para dar vuelta a la derecha en la avenida Club Rotario y en contraparte, a cuántos usuarios de la bicicleta y ciclistas no vemos pasarse altos y semáforos en rojo, como si los señalamientos no aplicasen para ellos.

La infraestructura por sí sola no modifica de forma sustancial el uso de la misma, es necesario incentivar su correcto uso.

Imaginemos por ejemplo que como en la Ciudad de México, se establecen puntos de recolección de bicicletas y mediante el pago vía una app, puedes rentarla para trasladarte. Imaginemos por ejemplo que el gobierno y sus distintas áreas, establece un día semanal para promover entre sus trabajadores el uso de la bicicleta. Imaginemos por ejemplo un incentivo económico en aquellas empresas que incentiven el que sus trabajadores se trasladen en bicicleta. ¿Irreal? Claro que no, aquí en Ensenada hay una empresa que premia a los trabajadores que alcanzan la cifra de 10 mil pasos diarios.

Por cierto, en ciudades como León, los carriles de la ciclovía se encuentran en medio de los carriles vehiculares. Me pregunto si esa idea se exploró en el proyecto municipal.

Postdata.

El medio maratón se convertirá de nueva cuenta en el más caro de Baja California. Un evento atlético que era gratuito, que se llevaba a cabo en el marco de los festejos del aniversario de Ensenada, hoy incrementa nuevamente su costo en casi un 20% y de nuevo volverá a hacerse en una fecha que no representa ningún significado. Ni existe justificación financiera para el cobro, ni tampoco están “las prisas” que llevaron a hacerlo en días de mayor calor y complejidad para los corredores. Si se inscriben los usuales 1,500 corredores que participan, el ingreso es casi 3 a 1 respecto al monto de los premios que se otorgan a los ganadores del evento. Con la inhabilitación de funcionarios y sin que exista claridad en el uso del recurso por concepto de cobro, no caería nada mal conocer a detalle el destino de los ahora 451 pesos que pagará cada corredor.