Rafael Bravo: De hacer malabares en las calles a ser campeón de Jiu- Jitsu
Ensenada, Baja California.- Rafael Bravo Beltrán es un joven ensenadense que ha logrado ser campeón de Jiu- Jitsu en Estados Unidos en el torneo de la Norh American Grappling Association (NAGA), sin embargo, el camino no ha sido sencillo, desde trabajar haciendo malabares en las calles hasta cruzar a San Diego con 70 dólares en los bolsillos para cumplir su sueño.
“Mi primer encuentro con las artes marciales fue en el boxeo cuando yo tenía 13 años, iba a una escuela secundaria en Punta Banda donde los chicos de la tarde eran muy violentos y como yo era de otra colonia eran agresivos conmigo, me pedían dinero y si no les daba me correteaban y me pegaban, así que corría con todas mis fuerzas y me ocultaba en algún negocio”, relató.
Después de un tiempo, un conocido le comentó que podría entrar a clases de box para que se defendiera de quienes lo molestaban.
“Saliendo de la escuela fui y estaba el Zurdo Félix entrenando a sus chicos, un entrenador que era reconocido por tener buenos peleadores, le pregunté: oiga qué necesito para boxear y me respondió: necesitas dos carteras de huevos, muchos huevos, me mandó a ponerme unos guantes y así fue como empecé, todo fue más fácil porque ya me defendía y nadie me decía nada”, comentó.
Rafael dijo que un año después estuvo viviendo en el poblado de Ojos Negros donde tuvo su primera pelea.
“Había un pastor de una iglesia que tenía un costal y unos guantes, él se enteró que mi hermano y yo sabíamos boxear y fuimos los primeros que entrenamos con él, de repente ya tenía 40 o 50 alumnos, se armó un evento donde fue mi primera pelea, duró muy poco porque sentí el golpe muy fuerte y me hice bolita y ya no quise seguir”, recordó entre risas.
Unos años después, regresó a vivir a Ensenada y a un amigo que le gustaba entrenar en la Academia de Vale Todo que está enfrente de la comandancia de la Calle 9, lo invitó a entrenar.
“En aquel entonces yo hacia malabares en las calles, incluso daba algunos cursos de malabares y teatro, estaba enfocado un poco más hacia el arte, pero me animé y pagué mi primera clase de kickboxing con el coach El Mango, yo nunca había pateado y me gustó, ese mismo día me quedé a una clase más con Kevin Amador, me tocó mi primera clase de MMA, yo no tenía ni idea de cómo hacer jiu- jitsu, pero me pude defender bien porque yo sabía boxeo”, indicó.
Rafael dijo que al tiempo dejó de tener dinero para la mensualidad y ya no pudo seguir entrenando, sin embargo, otros amigos que diario entrenaban y pasaban por su casa lo animaban para que entrenara con ellos, fue un momento complicado porque tenía que trabajar en las calles y atravesaba por algunas adicciones.
“Pasaban y me decían vamos a entrenar, peor yo me iba al semáforo en las tardes, hacía dinero y prendía lumbre, siempre pasaba un peleador ex campeón llamado Gammaliel Escarrega y me decía que fuera a entrenar, yo le dije que si quería, pero no tenía para pagar, pero él me dijo: yo te voy a hacer el paro si vas ahorita, me quite el tizne que tenía por los malabares con fuego y de ahí ya nunca pare con las artes marciales mixtas”, expresó.
Con el tiempo tuvo su primera pelea de MMA, sin embargo, él pesaba 170 libras y su contrincante 185, pero debido a que no había más contrincantes, realizaron la pelea.
“De ahí seguí peleando, perdí un par, luego empecé a ganar, tuve una buena racha de muchas ganadas en el primer round, fui campeón de kickboxing amateur, después hice mi debut profesional en Tijuana en la empresa Ultimate Warrior Challenge UWC en 2020, perdí en el primer round vía sumisión y me sentí muy triste, pensé que todo se había acabado, regresé a Ensenada”, recordó.
Rafael mencionó que atravesó un periodo de depresión en el que no quiso seguir peleando, por lo que empezó a trabajar en un conocido restaurante de cortes de carne en Ensenada, donde una noche la suerte estuvo a su favor.
“Un día estaba comiendo el alcalde en el restaurante y mis compañeros me decían que le pidiera apoyo, pero yo no quería incomodar, cuando se paró para irse, le dije que era peleador y que buscaba apoyo, me dieron una cita con él y el equipo que uso actualmente que son guantes, concha, espinilleras, todo eso me lo proporcionó el gobierno municipal para que siguiera entrenando, a pesar de que perdí ellos me apoyaron”, reconoció.
Eso lo animó, así que decidió renunciar a su trabajo e ir a Tijuana para buscar a Raúl Arvizu, un reconocido entrenador que tiene varios peleadores en la UFC y que constantemente brinda apoyo a los jóvenes a los que les ve futuro.
“Lamentablemente cuando fui él no estaba en Tijuana, estaba en otro país, me dijeron que iba a tardar dos semanas, pero yo no quería esperar, así que tomé la decisión de cruzar a San Diego me dieron mi finiquito del trabajo y tenía aproximadamente 5 mil pesos, cuando llegué a San Diego tenía 70 dólares, a los tres días ya tenía trabajo y donde dormir”, relató.
Las primeras dos semanas se enfocó en conseguir empleo para poder pagar un gimnasio que le permitiera mejorar.
“En Estados Unidos el nivel de “grappling”, la lucha en el piso, lo que son derribos, sumisiones, y todo eso es muy bueno, son expertos, y como a yo perdí por sumisión tenía que mejorar en eso, así que llegué al gimnasio 10th Planet Jiu Jitsu donde tengo más de dos años, en marzo me dieron mi cinta azul, en marzo participé en mi primer torneo llamado NAGA en el cual salí victorioso por un punto”, destacó.
Rafel comentó que actualmente está entrenando para participar en su segundo torneo que se llevará a cabo en septiembre, sin embargo, consideró que es importante dejar un mensaje a los jóvenes que sueñan con ser peleadores, para que no se desanimen.
“A los jóvenes les digo que no se rindan, todo se puede en esta vida, tienen que seguir luchando por sus sueños, va a haber tropiezos y gente que no te quiere ver triunfar, pero no importa cuántas veces te caigas, sino las que te puedas levantar y seguir adelante, me gustaría un día regresar a Ensenada para poner mi propio gimnasio y transmitir los conocimientos que he aprendido en estos años”, concluyó.