Marco Deportivo :: Por ellos
Te levantas a las seis o a las siete, tal vez antes.
Te bañas, te vistes, desayunas a la carrera y luego los llevas a la escuela.
Trabajas unas cuantas horas y tienes que regresar por ellos a la escuela.
Comen juntos, los ayudas con la tarea, el tiempo corre, el día se escapa y tienes que volver al trabajo.
En la noche, de vuelta a casa, cansado, convives, juegas, compartes con ellos, si bien te va y los encuentras despiertos, algunos minutos.
Tiempo de descansar para empezar de nuevo, al mismo ritmo, en cuanto amanezca.
Antes de acostarte, aprovechando que están dormidos, los observas, besas sus mejillas, sus frentes, no puedes creer que esos seres tan perfectos sean una prolongación de alguien tan imperfecto como tú.
Recuerdas tu día y valoras, sobre todo, las lecciones que ellos te han dado: cada gesto, cada comentario certero, tan hiriente o motivante como enriquecedor, y comprendes que no hay jueces más honestos.
Sigues admirándolos con devoción y piensas en lo pequeños que son esos problemas que te ocuparon durante el día, porque los contrastas con la dicha de verlos a ellos tan sanos, tan felices, tan plenos.
También pasan por tu mente las idas corriendo al hospital y todos los momentos difíciles que han superado juntos, mano a mano, a puro amor: eres parte de ellos y ellos son parte de ti.
Un día de descanso a la semana te parece insuficiente para darles todo lo que quieres darles, pero lo intentas, haces tu mejor esfuerzo, ellos te demuestran que lo entienden y eso te hace sentir importante.
Todo vale la pena cuando los ves tan alegres, llamándote, sonriéndote, sumándote a sus juegos, necesitándote y tú necesitándolos, estás convencido: sin ellos la vida sería otra cosa menos feliz.
El fin de semana se acerca, no eres un papá común, esperas las programaciones, a qué hora de qué día y dónde, quién contra quién.
Te preparas para el sábado y el domingo, días de descanso para la mayoría, no para quienes se dedican practicar, promover o informar el deporte.
Tú lo sabes, lo has sabido siempre y lo has aceptado sin quejas: el deporte es tu pasión, tu vida.
Para tu fortuna ellos forman parte de todo cuanto eres, así que te apoyan, se enorgullecen y hasta te presumen… sí, no puedes creerlo, pero todavía te presumen ante los demás porque te admiran.
Entonces, sólo entonces, sabes que algo estás haciendo bien, y que por algo eres un hombre feliz.
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