Marco Deportivo :: Entre el reformatorio y la gloria
Desde que le vio enfrentar a su primer rival, el entrenador supo que tenía frente a sí a un peleador talentoso: presencia, agresividad, rapidez, juventud, fuerza y un par de puños bien pesados. Madera de campeón. Un diamante en bruto al cual pulir para darle forma. Además de poseer una técnica depurada, el chico soporta los golpes, aguanta, se crece como los grandes. Los rings son su hábitat natural. Ahí olvida las adversidades, los obstáculos que la vida le ha puesto en tan poco tiempo. Basta con verle dar los primeros pasos en cuanto sube. Pez en el agua. Desde ese escenario, sueña con trascender, lograr hazañas, sus más grandes éxitos, dejar el bando de los perdedores para irrumpir en el de los ganadores a punta de golpes, de constancia, de querer ser alguien.
Los éxitos le esperan, es un predestinado, pero apenas comienza. Para alcanzar su objetivo debe disciplinarse. Entrenamiento diario, aplicación, capacidad para escuchar los consejos y asimilar el aprendizaje. No sólo se trata de tirar golpes y aguantar los que le lancen, ése nada más es el principio. Lo que está aprendiendo es un deporte: principios de lealtad y honor.
El entrenador se proyecta, tiene en sus manos a alguien que puede llegar lejos. La experiencia le dice que es un garbanzo de a libra, pocos con esa capacidad. Pero esa maquinita de tirar golpes certeros y contundentes apenas está en la pubertad, etapa de definiciones, difícil de por sí. Escuela y gimnasio. Mañana y tardes. Libros y golpes. Por lógica, el aspirante a campeón prefiere las segundas que las primeras opciones en los tres casos. El entrenador entiende que el trabajo en el gimnasio no lo es todo, también hay que pensar en la formación familiar de su pupilo: quiénes son sus padres, cómo ha crecido, de dónde viene, cuál es su entorno. Tantas cosas por atender para formar a un peleador profesional. Y es que del trabajo del entrenador dependerá que ese chico al que está moldeando capitalice sus virtudes y no las dilapide. De ese mismo trabajo dependerá que el nombre del chico, en un futuro, aparezca en la sección deportiva de los diarios por haber ganado un campeonato y no en la nota roja por haber lesionado a alguien en una riña callejera. Al final del camino el entrenador se convertirá, de acuerdo a su capacidad, en un productor de campeones o en un abastecedor de la correccional.
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