MARCO DEPORTIVO :: Deportistas de alto entretenimiento







Están ahí, una y otra vez, fallan y vuelven a intentarlo. El balón, desgastado, escapa caprichoso a las redes. El cobrador que falla sufre la afrenta de cuidar la portería por su yerro. Pero el cambio de posición es constante, porque los tres chicos carecen de puntería, de tino, pese a la enormidad del marco en relación a sus estaturas. Ellos, sin embargo, continúan intentándolo, felices, divertidos. El mayor, al que llaman “Charly”, deberá tener entre diez y once años. Es el que más balones acierta, el de mayor técnica, si así se le puede calificar a los zapatazos furiosos que rara vez acaban dentro de la portería y no en el área donde construyen las canchas de Frontón del Centro de Alto Rendimiento. Otro de ellos, al que le gritan “Tony”, es más bajito, tal vez sea de la misma edad, pero a primera vista sobresalen sus limitaciones. Calcetinazos, disparos débiles y desviados. Con trabajos acierta dos en más de quince minutos. No obstante, su mira mal ajustada contrasta con su alegría. Es el que más habla, el pícaro del grupo. Balón que manda por un lado de los tres palos, balón que corretea con entusiasmo, listo para intentar de nuevo el ansiado gol. El cuadro en el campo cinco de Ciudad Deportiva es completado por el “Huicho”, un gordito empeñoso, el menor del trío de “futbolistas”. El esférico parece llorar cada vez que la punta de ese zapato lo impacta poniéndolo a volar muy lejos de cualquiera de los ángulos. De los tres, si baja algunos kilos, puede ser el que tenga mayor futuro. Como cobrador de tiros libres está al nivel de sus dos compañeros, pero como portero, pese a su físico, llega sin problema a los cañonazos del “Charly” y hasta a los calcetinazos del dicharachero “Tony”. Además tiene un pie derecho que pondría a volar la pelota lejos en cada despeje. Los tres, cansados tras la agobiante sesión, se reúnen a la altura del manchón penal, comentan algo, ríen, el “Charly” y el “Huicho” corretean a “Tony”, lo alcanzan, lo derriban, juguetean, antes de retirarse. Luego, se van felices por la puerta trasera de la unidad. Con eso tienen. Ellos no son deportistas de alto rendimiento. Por eso, nunca serán fotografiados junto algún político que les entregue medallas, balones o uniformes en actos demagógicos. No necesitan de eso. Tampoco necesitan ver publicada su foto en el periódico, aunque cerca estuvieron, sólo que el reportero que los vio divertirse soñando con ser futbolistas, olvidó su cámara.

mdominguez@elvigia.net

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