DIARIO HASTA LA FINAL (Día 19)
Por Marco Antonio Domínguez Niebla
Bienvenidos al club. Lo hicieron bien ambos. Incluso por momentos tuvieron sobre las cuerdas a los candidatos franceses y a los históricos alemanes. El primer tiempo de los nigerianos presagiaba la debacle blue. Igual los argelinos ante los teutones. Las dos selecciones dieron sus mejores demostraciones mundialistas durante la jornada de octavos de final de este lunes. Ordenados, solidarios, veloces, verticales. Pero Francia es Francia y acabó con dos goles sin respuesta nigeriana para poner las cosas en orden durante el segundo tiempo. Y Alemania es Alemania aunque haya sido en tiempos extra la puntilla a los argelinos con los dos tantos apenas respondidos con el del descuento ya cuando no había tiempo para más, por allá del minuto 120. Qué gran imagen la que dejan Nigeria y Argelia. Igual que México y Chile, ya instalados de regreso a casa para ver a holandeses y brasileños en cuartos de final.
De la cabeza al cielo. Se llamaba Alain Giresse. Qué pequeño, pero qué habilidoso. Nunca desentonó, pese a su estatura, frente al gran Platini, cuyo brillo eclipsaba a cualquiera en la Francia semifinalista de 82 y 86, menos al napoleónico Alain. Ahora en Francia no hay un Platini que eclipse a sus compañeros. Pero sí tiene un chaparro endemoniado como aquel Giresse. Se apellida Valbuena y éste sí eclipsa a todos.
Barredora teutona. Habitualmente no me gusta. Nada que ver con Sepp Maier, el rudo Schumacher o el gran Kahn. Me declaro su opositor como portero. Pero hoy me gustó. Tanto que ver con Matthaus, Sammer o el mítico Kaiser. Me declaro su admirador como líbero. Qué manera de jugar el área de esa barredora alemana salida del arco para cortar las amenazas argelinas, marca Manuel Neuer.
Cuartos coloreados. Respeto a los que van con los enanos, esos que parecen crecer en las primeras fases antes de ser sepultados a las primeras de cambio en octavos para recuperar la talla de siempre. Respeto a los que hoy iban por las sorpresas con los argelinos y los nigerianos por ternura o compasión. Yo no. ¿Ver a Argelia y a Nigeria en cuartos de final? No, gracias. A mí déjenme a alemanes y franceses frente a frente, tratando los primeros de volver a hacérsela a los segundos. A mí déjenme recordar la semifinal más emocionante que jamás haya visto en Copas del Mundo durante el mundial español cuando el arquero villano Schumacher dejó sin dentadura al francés Battiston y cuando los tanques alemanes fueron perdonados y remontaron los dos goles de desventaja en tiempos extra para terminar ganando desde los once pasos. A mí déjenme mentirme imaginando que los de ahora no están tan lejos que los de entonces y que jamás falla mi pronóstico de que las primeras fases son para cualquiera. Lo que sigue, no. Lo que sigue es para los mismos de siempre. Por ejemplo esos de blanco con negro y sus próximos rivales en tonos azul, blanco y con rojo. A mí déjenme disfrutar ese recuerdo y ese contraste de colores que iluminó la cancha del Sánchez Pizjuán sevillano hace ya 32 años, cuando apenas tenía diez.