MARCO DEPORTIVO :: Ni de aquí, ni de allá
Época de oferta y demanda, de puja, de anuncios prematuros que tienen que desmentirse.
“Ya se había arreglado conmigo, qué poca, ahora se fue con otro equipo y a otra liga”, frase común tras la negociación trunca.
Todo nació desde que había unión; antes de las fracturas.
Entonces, el presidente estatal pactaba y decidía de manera “legal y federada” a favor del quejoso que le demostrará mayor gratitud, o, lo que era lo mismo, a favor del que sacará el cheque más gordo, según la cantidad de ceros agregados.
“Tal jugador va para allá, o se queda acá, o será sancionado, todo de acuerdo a la ley, a la normatividad”, dictaba el dictador, mientras el bando favorecido pasaba a la caja registradora cuyas siglas entrelazaban la segunda y la tercera letra del alfabeto.
Pero todo cambió cuando trece “ingratos” le retiraron su “gratitud”.
Desde entonces, las cosas se torcieron (todavía más).
Dos bandos, sinónimo de dos opciones.
El jugador, bajo esa tendencia, tuvo espacio para negociar con los “oficiales” y si las cosas no le iban bien, podía emigrar a una liga “no oficial”, o viceversa.
La división llegó a tal punto que en uno de los municipios el deporte quedó fragmentado en tres grupos.
Los “municipales”, libres y soberanos.
Los “industriales” en pie de lucha, “unidos” contra la dictadura.
Y los del sur, “urbanos” y “rurales”, disciplinados a la normatividad y la legalidad del experto en violentar las normas y las leyes.
Un solo municipio, un solo deporte, pero todos divididos, dispersos, cada uno con sus propias reglas, sus propios códigos.
Los patrocinadores y las propias directivas, especializados promotores de la inflación en el “amateurismo”, se calzan los guantes y entran a la disputa: “tráete al profesional, o a la estrella de aquella liga, al cabo que están en otra ‘organización’, ni baja necesitan”.
Cerrado el trámite, despotrican, se quejan, calificando de “mercenarios” a quienes ellos mismos adiestraron.
Y el jugador, de acuerdo a su ética, decide si, finalizado el compromiso dominical, pasa a recoger su “salario” con distinto patrón en el mismo ciclo deportivo, o si se mantiene para cumplir su palabra.
Es época de bonanza para algunos; de cosechar lo sembrado para otros.
Se acerca el domingo.
El resultado deportivo se rezaga en la jerarquización del interés público, actualmente ocupado por descubrir cuántos cambios se registrarán, quién le quitó tal jugador a quién, o quién dejó al federado para irse con el independiente o el unido, o quién dejó al independiente o al unido para irse con el federado…
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