APUNTES PERDIDOS

Por Marco Antonio Domínguez Niebla

Tarde pero sin hambre.  Quedamos que a las tres y ya pasan de las cinco. Tengo hambre. A esta altura del día habitualmente he comido algo aunque sea leve, un tentempié, un bocadillo cuando menos. Pero hoy he decidido esperar, dilatar ese momento, uno de los más placenteros de cada día, porque no he podido escribir aún la nota principal, la más importante no sólo del día sino del mes o el año por estos rumbos: Daniel Corral, el gimnasta olímpico de Ensenada, finalista en Londres 2012, ha roto relaciones con su entrenador por más de una década, Óscar Aguirre. Y es que me resulta imposible pararme de donde estoy porque la confirmación oficial no llega desde la cúpula del Instituto del Deporte de Baja California, cuyo director, Saúl Castro, según cuentan informantes bien enterados en la materia, ha encabezado los movimientos consumados el sábado por la tarde en el Centro de Alto Rendimiento de Ensenada, allá en Valle Dorado, donde Óscar, el doctor José Ramón y la psicóloga Hetzabel, es decir, todos los integrantes del equipo de Corral, fueron informados de que el proyecto se disuelve a menos de un año de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, donde el bajacaliforniano tendrá que estar sin problema alguno ya cuando, según lo trascendido, asista con el técnico ruso que se hará cargo de sus entrenamientos. Ahora que el estado ha tomado el control de lo que viene, el gimnasta número uno de México, en cuanto regrese del mundial escocés, mudará su residencia a Houston, Texas, sede del entrenador soviético cuya experiencia al más alto nivel, de acuerdo a lo recabado de modo extraoficial, es prácticamente nula. Sin embargo, la información, proveniente de fuentes que han solicitado el anonimato pero dignas de todo crédito, apunta a que la recomendación fue hecha por uno de los mentores de Corral, Steve Butcher, lo que pesó a la hora de decidir el rumbo hacia el cual se encaminará el nuevo proyecto, tras el desgaste generado en la relación atleta-entrenador, Corral-Aguirre, tan estrecha, casi inseparable, por cerca de 15 años. Lo he buscado a Óscar, pero ha preferido guardar distancia, no echar leña al fuego ni sal a la herida, para dejar que se calmen las aguas y así poder emitir alguna opinión sobre el particular, ya sin la emoción del momento, todavía tan reciente. No quiero ser indiscreto ni adelantar más sobre el tema sin la declaración oficial del titular del deporte estatal, pero ustedes comprenderán, el hambre lo hace a uno escribir y escribir. La entrevista sería por ahí de las tres con quince, pero ya son las cinco y media. Y nada. Mejor me voy a comer. Ya sonará el whatsapp confirmando respuesta para la entrevista. Y entonces sí podré contarles lo mismo, pero en formato de nota, con nombre y cargo de la fuente, sin trascendidos ni informantes bien enterados que hayan solicitado el anonimato al revelar las versiones extraoficiales (generalmente mejor relatadas sin la atadura que significa la camisa de fuerza que lleva consigo la versión oficial). Mientras tanto, no digan que lo leyeron aquí antes que en cualquier otro lado. Con su permiso. Buen provecho, ya sea comida o cena para ustedes.