RÉPLICA


Por Fernando Ribeiro Cham
Un Piojo efectivo, pero moralmente incorrecto
No soy fan de Miguel Herrera, no me gusta la forma en la que vive el futbol dentro o fuera de la cancha. Es un tipo que en ocasiones lacera la imagen del “correcto” entrenador deportivo, tan lejos de un Alex Ferguson o de un “Ojitos” Meza en lo local y su temperamento es más un ejemplar de lo que exhibió siempre en la cancha, la bravura a flor de piel y la hostilidad que sí, es mucho más efectiva que la pasividad de quien en lo gris de su personalidad, no encuentra la forma de transmitir emoción alguna.
Herrera fue contratado para enderezar la nave del Tijuana y lo hizo con creces. Dos lideratos generales nos hablan de la consistencia que tuvo con un grupo que en papel y nombres distaba de los llamados “grandes”, pero que supo alcanzar la cifra de puntos necesarios para no solo sacarlos de apuros porcentuales, sino también acercarlos al ansiado campeonato que no se logra desde la época de Mohamed.
Miguel Herrera fue un pasajero temporal en Tijuana y la afición le debe estar agradecida por lo que hizo con el material humano con el que contó, pero lo que es criticable es la forma en la que pública y reiteradamente manifestó su deseo por estar en otro sitio, lejos de la frontera, aun teniendo múltiples compromisos con la escuadra canina.
Ante David Faitelson, el “Piojo” repetía que el América es un equipo más grande que Tijuana, que por supuesto que consideraba regresar a Coapa y que era uno de sus anhelos y eso no sería un error en una circunstancia distinta, lo penoso desde mi percepción es el hecho de que el señor seguía recibiendo pagos del Grupo Caliente.
Miguel Herrera no estuvo presente en la semifinal contra Tigres. En el banquillo estaba su figura física, pero su pensamiento se fue meses antes y eso, eso sí es reprochable hacia él o cualquier otro director técnico del deporte que sea.
El “Piojo” ha mostrado ser efectivo pero con actitudes que no terminan por embonar en el personaje con miras de altura y seriedad al que puede aspirar. En un futbol en el que a un directivo exitoso como Peláez, se le da una patada y salida de forma deshonrosa, en un futbol en el que el dueño de un equipo lo mismo golpea a un encargado de árbitros, que solapa la drogadicción en estadio propio, en un futbol en el que funcionarios públicos son copropietarios de equipos o se permite la multipropiedad, es entendible que un entrenador, en plena lucha por el campeonato, diga que preferiría estar en otro sitio, en otra banca, con otro equipo.
*El autor es Licenciado en Actividad Física y Deporte por la UABC. Fue responsable de deporte asociado en el Instituto del Deporte de Baja California. En la actualidad encabeza la coordinación de eduación física en el Sistema Educativo Estatal. También preside el consejo directivo del Salón de la Fama del Deporte de Ensenada.