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Ensayo sobre la ceguera (argumentativa)

 “Quantos cegos serão precisos para fazer uma cegueira”.

  • José Saramago

“Entonces, para qué sirve la utopía”. Para eso, sirve para caminar.”

  • Eduardo Galeano

La misma mesa de siempre, pegada al muro de la derecha en donde, si hay la necesidad de batería extra, la solución está al alcance del brazo. Arjona de fondo, primera vez en este sitio ya común para tomar el café vespertino, obscuro, sin endulzar el sabor que es preciso para una tarde en la que la amenaza de lluvia no ha llegado a cumplirse.

En el espejo ya no hay el ímpetu de hace diez o doce años, en cambio hay una selección de batallas, quizá por la falta de resonancia en tantos tópicos pretéritos, el cansancio disfrazado de madurez, prudencia o tal vez sea porque como expresó José Martí, “viví en el monstruo y le conozco las entrañas”.

Las redes sociales no crearon, desnudaron lo que se observa en el ánimo colectivo. Ganarán pocos. Perderán muchos más.

Después de estar en cuarentena, los ciegos demostraron que el padecimiento mayor no era la niebla blanca que impedía ver, esa discapacidad física y repentina que derivó en algo mayor, la falta de valores sociales que permitían, claro, con excepciones propias de la necesidad extrema o el interés común que solo puede ser de uno o unos cuantos, la interacción más o menos ordinaria entre las personas.

Siempre he tenido una fascinación por descubrir qué hay detrás de un por qué. Tallar los ojos, morder el armazón de los lentes, dar un sorbo al café, todo ayuda a encontrar respuestas a estas alturas de la noche en la que ya se escuchan las amenazas hechas realidad de la tercera tormenta de lluvia en menos de medio mes.

El argumento y la razón tratan de permanecer a flote, se aferran a los últimos remanentes de la embarcación en medio de una tormenta de descalificaciones y adjetivos personalísimos, sarcasmo y respuestas que no se sostendrían ante el más ligero viento, soplo, del escrutinio racional. La polarización que vivimos como sociedad, ha llegado a muchas partes y el deporte no ha escapado de ella.

“Quieres que te diga lo que estoy pensando. Dime. Creo que no nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos. Ciegos que ven. Ciegos que viendo, no ven.”

*El autor es Licenciado en Actividad Física y Deporte por la UABC. Fue responsable de deporte asociado en el Instituto del Deporte de Baja California. 





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