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Por Fernando Ribeiro Cham

La confesión que no se dice.

“Aprovecharemos todo lo que la pandemia del COVID 19 nos ha enseñado, para evitar cometer los mismos errores como sociedad, que nos han llevado a ello. Para ello contaremos con una nueva asignatura llamada vida saludable”.

– Esteban Moctezuma Barragán, Secretario de Educación del gobierno federal

Si al secretario Moctezuma el COVID 19 le ha enseñado el gravísimo problema de enfermedades asociadas al sedentarismo que rayan en más del 60% de las comorbilidades presentes en casos de hospitalización o la falta de cultura sobre el uso, cuidado y preservación del organismo, función intrínseca de la educación física, me preocupa.

¿Apenas lo ve, secretario? La declaración me resulta increíble pues además de que bajo su tutela se encuentra la educación física en todo el país, también lo está la cultura física poblacional que promueve el estado mexicano a través de la Comisión Nacional de CULTURA FÍSICA y Deporte (CONADE), misma que por cierto, no se ha pronunciado sobre los distintos esfuerzos que han hecho organismos y profesionistas en la materia sobre el detrimento de la salud pública y la posibilidad de reabrir actividades físicas recreacionales o deportivas y que por el contrario, quizá lo más recordado de este organismo en la etapa de confinamiento, fue aquella infografía que minimizaba riesgos e instaba a salir, en clara contradicción a lo dispuesto por el Consejo General de Salubridad. Vaya pues un consejo a quien la pandemia le ha abierto los ojos, al alcance de un click, podrá encontrar la información respecto a los hábitos, usos y costumbres que han abonado a la pandemia en la que los picos se alcanzan solo para divisar que hay uno nuevo a la vista. Aquí el enlace https://ensanut.insp.mx/

Volviendo a lo medular, vale la esfuerzo preguntarnos sobre el alcance de la educación física como medio posterior para la cultura física personal y colectiva que, si no es llevada a la praxis, queda entonces como mera información de una asignatura menguada por distintas circunstancias. Parafraseando al célebre pensador cubano, José Martí, digamos que “conozco al monstruo, pues viví en sus entrañas” y ello me obliga a clarificar lo siguiente, con maestros que reciben su sueldo con las mayores penas que pueda imaginar, que tienen que trasladarse centenares de kilómetros para impartir un par de clases, resulta, además de ingrato, poco racional el responsabilizar de la poca permeabilidad de la educación física en el alumnado, a quien instruye en dicho oficio.

A continuación presento algunos gráficos que nos llevan a concluir que a la educación física le hemos fallado muchos y en mucho.

1.- La asignatura se impartió o quizá sigue impartiéndose por personas sin el conocimiento estructurado de manera formal que coadyuva a delimitar un perfil. En esto puedo hablar por experiencia propia, pues al menos en una parte de mi educación básica, la asignatura la cursé, si es que a ir al campo a jugar futbol se le puede atribuir dicho adjetivo, gracias a la siempre amable disposición del conductor del camión escolar, quien seguramente también disfrutaba de hacer rodar el balón como nosotros.

Mea culpa, omití mencionar que los gráficos son producto de una encuesta sobre percepción, que claro está, puede diferir de la realidad, sobre la educación física poblacional. Prosigamos, amable lector.

2.- 7 de cada 10 encuestados afirmaron percibir que el conjunto escolar le daba menos importancia a la asignatura de educación física en comparación con otras tales como el español, las matemáticas u otra. Esto en la actualidad es un hecho que a todas luces es incentivado por la política pública que emana de criterios evaluativos, puesto que lo relevante radica en la capacidad de lectoescritura y razonamiento matemático. Aunque soy un ferviente creyente de la necesidad de evaluar una política pública por parte de un externo (y si es autónomo mejor), jamás llegué escuchar al INEE pronunciarse sobre la trascendencia de evaluar los aprendizajes esperados en la educación física.

3.- Las respuestas a la tercera pregunta resultan ilustrativas. Reitero, el cuestionario tiene que ver con la percepción, pero es interesante que el doble de personas respondieran haber tenido poco aprendizaje sobre la materia, respecto a quienes afirmaron que lo aprendido fue bastante. Hay todo un cúmulo de posturas que pueden derivarse de esta percepción, como ejemplo basta suponer que no se tiene un discernimiento sobre lo que se debió aprender y hoy se cree no se logró.

4.- Tal parece que el aprendizaje en materia de educación física se circunscribe a la práctica deportiva, pues más de la mitad de quienes contestaron afirmaron que este componente del extenso universo temático que puede y debe desarrollarse, es lo que recuerdan haber aprendido y aquí es válido decir que pudieron elegir más de una opción descrita. Una quinta parte de quienes respondieron dijeron que su aprendizaje comprendió áreas tan diversas como las destrezas motrices, el cuidado corporal, la práctica deportiva e incluso aspectos axiológicos que emanan de la convivencia social y el esfuerzo personal o colaborativo.

5.- Si la percepción es que dentro de las paredes de la escuela el propio colectivo ha diferenciado la relevancia de la educación física respecto a otras asignaturas, lo cierto es que ello puede trasladarse al elemento del tridente que hasta ahora había quedado excluido, el familiar y más de la mitad de quienes respondieron afirmaron que perciben que sus padres o tutores le daban nula o menor importancia a la educación física en contraste con otras asignaturas.

Llegamos a sitios comunes, la importancia de la transversalidad, el decoro de la asignatura, el incremento de la carga horaria.

He aquí uno de los graves problemas existentes, no existe un paralelismo legislativo que construya un puente entre la educación física y su propósito final, la cultura física poblacional. No lo hay. He aquí un segundo problema, la falta de mapa que nos permita contrastar opiniones sobre lo que hace para navegar al destino deseado, pues al día de hoy no hay programa nacional de cultura física.

De entrada hay un mensaje preocupante y es que los responsables de la cultura física no parecen tener injerencia alguna en las medidas de salud pública que se dictan a nivel federal, estatal o municipal. Si la cultura física fuese considerada como prioridad, habría una silla en la mesa de la toma de decisiones. Esta es la asignatura pendiente del gremio, que en su mayoría, no en su totalidad, ha estado ausente de la opinión pública argumentativa.

Mayúsculo reto supone una pandemia de salud pública que quedará presente cuando la del COVID 19 aminore o sea erradicada y lo digo porque somos físicamente cultos cuando contamos con una educación previa, educación que al menos en la percepción tiene una menor relevancia, lo mismo en el entorno escolar, que en el familiar y e





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