Marco Deportivo :: ¡Qué tal, mis amigos!









Lo recuerdo hace más de treinta años, dando vueltas y vueltas en la pista del deportivo Sullivan, mientras el equipo de futbol de mi primaria, Alfredo E. Uruchurtu, disputaba algún partido en la cancha contigua. Cuando él finalizaba su rutina atlética y el árbitro silbaba el final del partido de futbol, mi padre y yo lo encontrábamos a las afueras de la unidad deportiva para saludarlo con el afecto de siempre. Cómo olvidar ese duelo de voces protagonizado por hombres hechos en la cabina de radio y certificados para ejercer la profesión con todas las de la ley tras el examen de rigor en la capital del país, y no como ahora que cualquiera que ligue dos o tres tonterías al aire se dice locutor. Por aquellos días, me maravillaba el mundo de la radio. Me imaginaba anunciando canciones, leyendo noticias, hilando algún monólogo ingenioso, sacando adelante las entrevistas en vivo y atendiendo las solicitudes de los radioescuchas, como lo hacían ellos: mi padre y sus colegas. Pero la voz no siempre se hereda y a mí no me quedó más alternativa que cambiar la elección del oficio. Tal vez por lo anterior, cuando escucho la voz de ese hombre que, incansable, recorría la pista del Sullivan, sé que detrás de las bocinas hay un locutor de los de a deveras. Lo he seguido por muchos años. Cada domingo, sin falta, lo sintonizo. Es parte de mi trabajo. Mientras el carrusel de voces va de un lado a otro, con él no hay cambios. Es un “rojo” declarado. En las buenas o en las malas. Con las directivas ejemplares o las directivas caóticas. Con las selecciones poderosas o las selecciones eliminadas en la primera ronda. En las grandes finales protagonizadas por los equipos de leyenda o en las tristes finales concluidas porque uno de los contendientes no se presentó a jugar. Federado o disidente. En amplitud modulada o en frecuencia modulada. Con Rogelio, o con Rivera, o con “Don Gato”, o solo. Con la pauta de la publicidad saturada o con la pauta de la publicidad apenas cubierta para salir a mano cada domingo. En el Stirt o en el Sitatyr. En Ensenada, o en Tijuana, o en Mexicali, o en Rosarito, o en Tecate. No hay pierde: dónde esté la Liga Municipal de Beisbol, va a estar él presentándose con el ánimo de siempre: ¡Qué tal, mis amigos, les saluda Francisco Ibarra Miranda!

mdominguez@elvigia.net

md_niebla@hotmail.com





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