Marco Deportivo :: ¡Se hace lo que yo digo!
“Es una gran mujer”, dice convencido el presidente municipal electo, “por eso la designé directora del deporte”.
Martha Soto, desde chiquilla, ha andado en los campos haciendo deporte, agrega Enrique Pelayo.
A su papá, considera, Ensenada le debe mucho; Baja California también.
“El “Prieto” Soto y toda su familia han entregado su vida al deporte de Ensenada”, reconoce.
Luego califica a su próxima encargada del deporte como una deportista y una maestra de educación física ejemplar, respetada y que no tiene compromisos con nadie.
Incluso, “he recibido muchas felicitaciones por su designación”.
Menciona que su hermana Amparo Pelayo la recomendó, ya que “la conoce desde la época en que Martha fue directora estatal de educación física”.
“Y si alguien sabe de deporte es Amparo”, expresa con orgullo al referirse a su hermana, quien fuera directora del desaparecido Instituto de la Juventud y el Deporte (Injude) hace ya casi una década.
La primera opción para la dirección del deporte por los próximos tres años, recuerda, fue “el sobrino de Martha” (en realidad es su primo), Arturo Guerrero Soto, sin embargo, “él está haciendo una maestría o doctorado en España”.
Además, el sueldo que devenga en su actual trabajo fue imposible de igualar, así que finalmente “Martha fue la mejor opción”.
Eran Arturo o Martha, confirma, no había más.
Enrique Pelayo reitera, una y otra vez, que en su gobierno los colores no importan, que estarán los honestos, como Martha Soto.
Al futuro presidente municipal se le ve cómodo, sonriente, ante los reporteros de las distintas fuentes de El Vigía.
El reportero de deportes, continúa con la siguiente pregunta:
–La próxima directora del instituto del deporte dice que necesita evaluar lo que usted anunció sobre la eliminación de la cuota por cooperación en las unidades deportivas de Ensenada, porque…
–¡Se va a acabar! –interrumpe, atajando lo que pretendía ser una pregunta.
–Ella –insiste el reportero– matizaba la propuesta, argumentado que mientras no exista otro recurso que cubra lo que se generaba por el cobro de la cooperación…
–¡Se va acabar! –reitera, interrumpiendo de nuevo lo que pretendía ser otra pregunta–. No sé cómo le voy a hacer, pero definitivamente no justifico que le cobres cinco o diez pesos a un muchacho que va a hacer deporte.
–Ella proponía exentar el cobro a los niños hasta cierto límite de edad para tener con qué darle mantenimiento a las unidades deportivas.
–No hemos platicado, pero ella no se va a contraponer a lo que yo diga, ¡no se cobra! (ríe a carcajadas, secundado por sus acompañantes).
El atropellado diálogo, más cercano a un monólogo, termina.
Ha quedado claro el estilo con el que gobernará el próximo presidente municipal, cuya lista de requisitos para designar a su director del deporte, además de la capacidad y la honestidad, debió sumar: ¡que haga lo que yo digo!
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