Marco Deportivo :: La inauguración
Nadie se sale de su papel.
Los políticos están en políticos: el gobernador bromea con una gracia que arranca las sonrisas con lija, el diputado federal llega tarde e interrumpe la ceremonia quitándole el lugar en el podio a la deportista de honor que en ese momento da su mensaje y el alcalde repite el discurso retórico de siempre.
Todos sonríen, se muestran amables, aunque sus intenciones, por muy buenas que sean, siempre huelen a compromiso, a intercambio, a recordatorio en las urnas.
El de la radio también hace lo de costumbre: se enlaza a la estación y transmite en vivo con una tarjeta de celular que compró con los 300 pesos que le “bajó” al personal de la dependencia que organizó el evento.
Pero hay mejores caras que esas y entonces aparecen los verdaderos protagonistas del evento.
El director del instituto del deporte estatal –que no es político y se nota– contrasta con el resto de los funcionarios presentes: da su mensaje con discreción y reconoce al talento deportivo de la ciudad que está a punto de recibir su premio.
Refiere con naturalidad lo que pocos funcionarios pueden hacer: el estado es tercer lugar de la Olimpiada Nacional y líder del deporte estudiantil en el país.
Luego, cede la palabra a Gabriela, la voleibolista, esa chica de Ensenada que vive en Tijuana y que alterna la vida a los dieciséis años entre la carretera para cumplir su sueño: ser la mejor jugadora de México.
Sentados ahí también están Pepe y Mario, los softbolistas que ganaron la medalla de bronce en los juegos centroamericanos, junto a tantos entrenadores, directivos y deportistas ensenadenses que abastecen más de la cuarta parte de las selecciones estatales.
Los discursos se agotan y empiezan las acciones.
De repente, como por arte de magia, la Ciudad Deportiva deja de ser la cantina dominical de los futbolistas veteranos, o la unidad donde se construye el estadio del político que sigue siendo político para terminar su estadio.
Todo continúa conforme al guión: el director, verdadero autor de la obra, se retira de la foto mientras los políticos posan sonrientes.
Se corta el listón y al abrir la puerta, aparece un paraíso, una imagen surrealista para la vieja y descuidada unidad: un montón de atletas infantiles y juveniles haciendo su deporte en un espacio de primera línea, con el mejor equipamiento para responder a las exigencias de la alta competencia.
Es el recién inaugurado Centro de Alto Rendimiento de Ensenada (CAR) y está en Valle Dorado.
mdominguez@elvigia.net
md_hotmail@hotmail.com