Apuntes perdidos








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Por Marco Antonio Domínguez

Editorial en cuatro palabras

Tengo miedo de Nacho. Eso dije cada vez que durante la semana me solicitaron un pronóstico del clásico. Ahí está el montón de gente que podrá corroborar lo que les cuento en estas líneas que sirven como introducción a las siguientes, para completar un ejercicio de desahogo frente al despecho. Sin embargo, habré de precisarles, que la réplica de mis interlocutores siempre fue en tono de incredulidad. Y los sorprendí aún más cuando rematé: Almeyda, por su propuesta, tendría que estar en la banca de América, es el tipo de entrenador que aprovecharía la riqueza de un plantel de esa talla, que lo haría brillar, que jugaría como nos gusta a los americanistas, con vértigo, a matar o morir, a todo o nada, así como nos educaron el paladar Reinoso, Beenhakker y hasta Carrillo. Mis amigos Chivas no me creyeron, simplemente me miraron como si apelara a la ironía, como si hiciera escarnio de ellos por los resultados inestables registrados desde que el técnico argentino llegó a un banquillo en el que no ha hallado opciones de recambio cuando las cosas van mal. Y los americanistas tampoco confiaron en mi rol de analista imparcial estando de por medio los colores que me vuelven el más parcial de los analistas, e incluso ni me pelaron; confiados, pensaron que, sobrado como ellos, daba espacio a lo que vislumbraban como una remota, casi imposible posibilidad de perder ante estas Chivas tan lejanas a sus mejores épocas. Y cada uno de ellos me vaticinó una victoria contundente basada en la estrategia de Nacho, como si lo de Nacho hubiera sido rescatable y estuviera por encima del “Pelado”, su contraparte, el hombre que en su momento ascendió a River Plate para sacarlo de su peor crisis histórica hasta construir el equipo que hoy gana copas y campeonatos en el cono sur. Así con esa sensación empecé a ver el juego de sábado. Y tengo que decirles, mis amigos chivas y águilas y de cualquier equipo que sean, que no estaba equivocado. Mis temores no eran infundados. Bien fundados que estaban. Almeyda salió en plan de señor entrenador. Su planteamiento fue audaz pero sobre todo inteligente, efectivo, de gente grande. Y Nacho, pues… Nacho ratificó lo que es como técnico. Sobre la cancha el suyo fue un equipo tan opaco y deslavado como su camiseta de aniversario: una fiesta atrás, desorden, patadas, amonestaciones, todos mal parados, expuestos, vulnerables, tirando pelotas a Rubens, como si Rubens, el héroe rebelde, fuese un mago capaz de convertirse en la solución cuando se ha acostumbrado a ser el problema. Chivas lo ganó bien. América lo perdió por tres y tuvo la fortuna de no perderlo por más. Y me duele porque soy americanista, pero me temo que continuaré repitiendo las primeras cuatro palabras escritas en esta columna (así como los editoriales con los que despedía transmisión el gran Fernando Marcos) cuando mis amigos chivas o águilas, o lo que sean, acudan a mí antes de un clásico o antes de un cualquier partido, siempre y cuando, aclaro, siga Nacho.

Marco Antonio Domínguez. Trabajó en los grupos radiofónicos Estereo Sol 92.1 y Grupo ACIR, donde condujo y dirigió programas deportivos, entre 1994 y 2003. Produjo y presentó el programa semanal de televisión "Tiempo Extra" en Canal 5 de Cable, parte de Síntesis TV, de 1999 a 2003. Desde noviembre de 2002 hasta abril de 2012 fue reportero de la sección deportiva de Periódico El Vigía. También ha colaborado para medios como ESPN.com, Agencia Fronteriza de Noticias, Puro Beisbol, Periódico Frontera y AGP Noticias.
Marco Antonio Domínguez.
Colaborador AGP Deportes.




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