El futuro de la industria automotriz en México es lo que se juega en 2025: Expertos CETYS


Ensenada, Baja California.- Durante la próxima revisión del T-MEC, México debería hacer un equipo muy cercano con la industria automotriz, especialmente las empresas estadounidenses, para hacer ver la necesidad de incrementar la competitividad de Norteamérica en esta industria, frente a otras regiones del mundo. De lo contrario, se entorpecerá la participación de la región en tendencias clave, como la electrificación de la movilidad. Hay muchas formas de traer más componentes de la industria de autos hacia la región, entre ellas la relacionada con los semiconductores.
Esta fue la información y las opiniones compartidas durante el webinario T-MEC: Revisión en Marcha – Retos y Perspectivas para las Reglas de Origen Automotrices, ofrecido a periodistas y medios de comunicación por CETYS Universidad, como parte del Programa Expertos CETYS.
En esta sesión se analizó el desempeño del T-MEC en casi cinco años de vigencia, así como las oportunidades y amenazas que se abren en esta renegociación programada para 2026, pero que se adelantó al segundo semestre de este año. En este sentido, el Dr. Ismael Plascencia, Docente e Investigador de la Escuela de Administración y Negocios en CETYS Universidad dijo que México es sin duda el país que más se ha beneficiado de los tratados comerciales de la región.
Agregó el Dr. Alfredo Valadez García, Docente e Investigador de la Escuela de Administración y Negocios en CETYS Universidad que México ha multiplicado sus exportaciones a Estados Unidos por seis veces desde 1995. Este aumento ha continuado hasta 2024, con muy pocos años de caída. “La relación entre el crecimiento de la economía mexicana y las exportaciones es directa”.
Respecto a la industria automotriz en particular, la Dra. Bertha Martínez, coordinadora de la Licenciatura en Logística Internacional en CETYS Universidad llamó la atención sobre el aumento y la creciente sofisticación de los requisitos de contenido regional tanto para las armadoras como para su cadena de aprovisionamiento. Uno de los grandes retos para las empresas medianas que abastecen a la industria será comprobar su contenido regional, a través de una documentación y trazabilidad rigurosos, bajo los términos del Tratado, señaló.
Las trabas han sido tales, que en años pasados cada vez más empresas habían optado por pagar los aranceles de nación más favorecida en lugar de permanecer dentro del T-MEC. Sin embargo, las medidas de Donald Trump en 2025 cambian radicalmente este panorama. El esquema sólo va a complicarse, advierte la Dra. Martínez. Un aspecto crítico que no debe pasar desapercibido es la entrada en vigor en 2027 de la cláusula de “melted and poured” para el acero y el aluminio.
Esta disposición exigirá que dichos insumos no solo sean procesados en América del Norte, sino que su fundición y colado ocurran en la región, lo que representa un reto significativo para las armadoras que hoy dependen de planchón o semielaborados provenientes de Brasil, Turquía o Asia. Para México, sin embargo, puede convertirse en una oportunidad para atraer nuevas inversiones en fundiciones y acerías, agregó la Dra. Martínez.
El Dr. Plascencia agrega en este sentido que la gran paradoja es que el esquema de contenido regional es tan complicado que hay autos manufacturados en Estados Unidos con mayor contenido de países externos a Norteamérica que en México. En todo caso, apunta el Dr. Valadés, las empresas deben trabajar en un mapeo a conciencia de la cadena de suministro, para prevenir los cambios que vengan en el contenido regional.
En este sentido, la Dra. Martínez comenta acerca de la incertidumbre que la interpretación del principio de “roll-up”, que permite considerar un componente originario como 100 % regional al integrarse en un vehículo final, aunque un panel de solución de controversias del T-MEC respaldó la postura de México y Canadá, Estados Unidos mantiene criterios más estrictos en sus auditorías. Esta ambigüedad obliga a las empresas a preparar cálculos paralelos y a asumir mayores cargas documentales, lo que eleva los costos y riesgos de cumplimiento. El desenlace de este diferendo será clave en la revisión de 2026, agrega la Dra. Martínez ya que puede marcar la diferencia entre reglas más pragmáticas o más restrictivas para la industria automotriz regional.
Respecto de la renegociación del T-MEC, el Dr. Valadez apunta que el gobierno debe volver a hacer equipo con la industria armadora, especialmente la estadounidense, así como con sus proveedores. Coincide en ello el Dr. Plascencia: la influencia de los CEO de las firmas de vehículos puede tener más peso en el ánimo del presidente Trump que la opinión del gobierno de México por sí solo.
Los participantes del panel coinciden en que en la renegociación no sólo intervendrán factores comerciales, sino políticos y económicos. En ese sentido, hay que hacer notar que la industria automotriz genera empleos no sólo en la cadena de suministro, sino en investigación, desarrollo, ingeniería y diseño, que se ubican esencialmente en Estados Unidos. Los empleos de blue collar no van a volver al mercado laboral estadounidense, agrega el Dr. Plascencia.
Respecto de los resultados de la renegociación, el Dr. Valadez señala que es necesario aceptar que habrá partes que salgan más satisfechas que otras, y que se tratará de negociaciones muy intensas. Lo que será crucial es que se dé certidumbre a todas las industrias para el largo plazo, de lo contrario la inversión en la región caerá.
Para la Dra. Martínez, los tres países de Norteamérica van a encontrar la forma de seguir siendo amigos y socios estratégicos, para competir frente a otras regiones del mundo. El liderazgo en el sector automotriz puede cambiar de un país a otro, pero la competitividad de Norteamérica debe incrementarse para competir con los países asiáticos, por ejemplo, igualmente, para ser líderes en la transición hacia la movilidad eléctrica.
Agrega que la negociación mexicana debe llamar la atención de sus contrapartes sobre todos aquellos componentes de autos en los que México no participa. Por ejemplo, la industria de componentes electrónicos y semiconductores sigue siendo dominada por países asiáticos, por lo que ésta podría atraerse hacia Norteamérica.
El Dr. Plascencia llama urgentemente a que México construya una política industrial, a la que se ha negado por décadas, en contraste con países que van desde Estados Unidos hasta China y Corea del Sur. “Somos el único país de los 10 principales productores de autos del mundo, que no cuenta con una marca de autos mexicana relevante”. Si México no adopta una posición que le permita efectuar una ágil transición hacia la movilidad eléctrica, puede quedarse fuera de este importante segmento de la industria.
